La situación genera a corto plazo una ausencia absoluta de precios promocionales en la mayoría de los comercios. Referentes del sector aseguran que disminuyó la variedad de marcas exhibidas. Desconocen cuándo se dará una normalización.
Supermercadistas locales advirtieron por faltantes y demoras en las entregas de leche en polvo y entera. Si bien la situación no es grave, afirman que la merma se evidencia en las opciones más económicas y afecta la variedad disponible en las góndolas.
El gerente de supermercados Impulso, Raúl Rogido, comentó, en una entrevista con diario época, que «los proveedores no están entregando el volumen de stock que requiere la demanda». Debido a esto, las posibilidades de poner ofertas sobre este producto, como sí ocurre con fideos o azúcar, se vuelve imposible.
Con esta visión coincidieron desde la sucursal del mayorista Facor, ubicado sobre Junín esquina San Juan. Allí, uno de los encargados comentó que hasta la semana pasada solo estaban recibiendo leche de dos marcas y una variedad cada una. Incluso, en las tradicionales ofertas de la semana, este producto está descartado.
Otra voz consultada al respecto partió desde «El Súper», de Previsora del Paraná. El gerente comercial, Ernesto di Nubila, destacó que el faltante de estos lácteos afectó a la variedad de marcas expuestas en góndola. «La diferencia se nota en los volúmenes ofrecidos por los distribuidores», explicó. A la vez que resaltó que la situación no derivó en una suba de precios como normalmente se esperaría.
Sobre las causas de la carestía, Rogido estimó: «Puede deberse a las bajas temperaturas, ya que cuando predomina el frío hay menos producción de leche. Otro factor asociado puede estar relacionado a que las exportaciones de leche en polvo han crecido considerablemente, lo que hace que en el mercado interno exista menos volumen para negociar».
En la actualidad, de acuerdo a un sondeo de diario época, las presentaciones de un litro de leche liquida descremada o entera pueden oscilar entre $1.200 y $1.900 dependiendo de la marca. Aunque en un mayorista, ubicado sobre Ruta Nacional 12 y avenida Cazadores Correntinos, se podían conseguir de Serenísima y Bonna a $980 y $990, respectivamente. Por otras parte, el tipo en polvo va de los $3.200 a los $9.000, dependiendo de la cantidad. También se pueden encontrar ofertas desde $1.500 por 400 gramos en el mayorista antes mencionado.
Rogido descartó un desabastecimiento, pero señaló que la situación elimina cualquier posibilidad de encontrar valores accesibles en los comercios. Por su parte, Di Nubila llevó tranquilidad y aseguró que la situación está lejos de asemejarse a los faltantes de aceite o harina registrados años atrás. Y tampoco existen restricciones de compra.
Los referentes por ahora desconocen si la carestía crecerá en los próximos meses y si como consecuencia se encarecerán los precios.La preocupación recae sobre las leches enteras, las cuales tienen mayor demanda en la temporada invernal.
Caída espectacular en una provincia
Las lluvias torrenciales en la provincia de Entre Ríos de los últimos tres meses, sobre todo a finales de mayo, hicieron que la mayoría de los 700 tambos perdieran el 50% de su producción láctea. Además de las precipitaciones, las tempranas bajas temperaturas ocasionaron un estrés en los animales que agravó mucho más el panorama. Solo los tambos de punta que representan menos del 3% pudieron sobrellevar este escenario negativo. «Tenemos en la provincia una caída en producción gigantesca, muy importante, con animales que en general acá se estacionan para que empiecen las pariciones en esta época del año. En estos momentos deberíamos estar empezando a tocar picos de lactancia. Por lo tanto, eso es doblemente grave porque no solo que estamos perdiendo productividad sino que esas vacas que hoy no producen, a medida que vaya cayendo la lactancia, ya no se recuperan más», detalló a La Nación Norberto Ferrari, coordinador de la comisión de lechería de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Un contratiempo más es que se está en pleno pasaje forrajero de verano a los primeros verdeos de invierno que, en muchos casos, no se pudieron implantar porque empezó a llover. Y aquel que pudo implantar temprano a finales de febrero, lo rompió porque en mayo era lo único que tenía para comer.
DIARIO ÉPOCA